Estos últimos años ha sido muy duros para nosotros. Hemos perdido a muchos miembros de nuestra familia a los que los niños querían mucho. Hablar con ellos del tema siempre ha sido algo muy duro y contar con algunos cuentos con en los que poder apoyarme para hacerlo con los más pequeños, me ayudó mucho.
Este post lo escribí a los pocos días de perder a la yaya Fina, mi suegra. Así que, aunque ya ha pasado tiempo, quiero mantener el texto tal y como lo escribí en aquel momento.
“Hace cinco días, de repente, falleció la iaia. Ella llevaba mucho tiempo enferma. El Alheimer había hecho mella en su mente y en su cuerpo. Es una enfermedad que te hace ver como tus seres queridos van perdiendo poco a poco su esencia, como poco a poco va desapareciendo la persona que un día fue. Pero a pesar de sus limitaciones, a pesar de que ya no supiese quienes eramos, a pesar de que ya no pudiese hacernos saber lo que quería o necesitaba, nosotros nos sentíamos felices de tenerla a nuestro lado. Sabemos que es ley de vida y que tarde o temprano todos nos marcharemos, pero nunca se está preparado para ello. Y menos aún para explicárselo a nuestros hijos.
Nunca sabemos cómo van a reaccionar nuestros pequeños. Puede que su reacción sea de ira e incredulidad, puede que lo asuman con una madurez que nos deje pasmados, puede que la noticia les provoque dudas, preguntas o reacciones que jamás nos hubiésemos imaginado. Las personas somos todas distintas, y nuestros pequeños igual. Así que debemos estar preparados para intentar comprenderles y acompañarles sea cual sea su reacción. El duelo es uno de los procesos más íntimos y personales que existe.
El mismo día del entierro de su abuela hablé con Marco. El ya tiene 11 años así que la charla fue más directa, breve y “adulta”. Él ya intuía lo que había ocurrido. Ha pasado por esto en demasiadas ocasiones ya. Os conté cómo había sido
nuestro duelo y la vuelta a la rutina hace poco más de un año, cuando murió mi abuela. Así que nada más decirle, -Ven cariño. Quiero hablar un momento contigo.- Su respuesta fue: – ¿Quién se ha muerto? Le conté lo que había pasado y nos dimos un gran abrazo. Yo quería darle la oportunidad de elegir si quería ir a despedirse de su abuela. Él dijo que prefería no ir, que era una situación muy triste que no quería vivir. Nunca olvidaré sus palabras. “Mamá, estoy muy triste porque la iaia se haya muerto. Pero también me siento contento de saber que por lo menos no ha sufrido nada.” Después, por la noche, más tranquilamente volvimos a charlar del tema.
Al igual que hice el año pasado cuando falleció la bisa, hablé con Carla después del entierro, en el momento en el que podía quedarme con ella para acompañarla en su reacción. Ella reaccionó bastante bien. Estaba muy triste, pero sobre todo estaba preocupada por si los demás miembros de la familia se habían enterado (se fue corriendo a decírselo a su hermano mayor) y por lo triste que estaba papá. Después de hablar, se fue a sentarse con él en la cama y allí se quedaron, juntos, un buen rato. Le daba abrazos, besos y se puso a dibujar. Le hizo un dibujo con corazones, una cara sonriente y una frase que decía “Para papá: Lo siento”
Los cuentos son fantásticas herramientas para expresar emociones. Y contrariamente a lo que pueda parecer, creo que también en esta ocasión sirven de ayuda. Los cuentos me permiten hablar más con ellos, profundizar, hacen que surjan preguntas, dudas, sentimientos… Yo tengo un cuento llamado
“¿Dónde está güelita Queta?“ que me regaló la dueña de la librería a la que voy siempre cuando falleció mi abuela. Estos días lo hemos vuelto a leer.
Hay muchos cuentos y libros que tratan el tema de la perdida de un ser querido y que nos pueden venir bien tanto a los peques como a los mayores. Os dejo aquí algunos que he visto que me han parecido que pueden estar bien para hablar de estos temas tan duros. Pero de todo corazón os digo que ojalá nunca los necesitéis.
En los enlaces (que de Amazon) tenéis una breve sinopsis de los libros y en algunos de ellos hay opiniones de la gente que los han comprado. Yo también tengo el de El Pato y la Muerte, que me ayuda a complementar el que ya tenía.
¿Dónde está Güelita Queta? trata, sobretodo, el recuerdo y las preguntas que suelen hacer los niños y creo que El Pato y La Muerte enfoca la muerte de una forma más directa, como algo que forma parte de la vida y que nos acompaña siempre. Los dos son muy interesantes y me ayudaron en su momento. Si estás pasando por el difícil momento de la perdida de un amigo o un familiar querido por los niños, espero que os ayude.
No hay comentarios